Pintarse las uñas se ha convertido en un gesto muy común en nuestra sociedad. Mujeres, hombres e incluso niños…, ¿quién no se ha pintado las uñas alguna vez? Lo cierto es que este gesto de belleza es una costumbre que se remonta a la antigüedad. Mezclas de cera de abeja, gelatina, goma y clara de huevo… son algunas de las técnicas que ya se empleaban en China hace miles de años para embellecer las uñas y mostrar el status social de las personas.

A pesar de que en el siglo XIX los esmaltes quedan relegados a un segundo plano, ya que las uñas se llevaban cortas y muy moldeadas, en el siglo XX los esmaltes retoman su importancia; surgiendo las bases del pintauñas gracias al desarrollo de la pintura en el mundo del automóvil. Posteriormente, en 1917, la empresa Cutex recoge esta base y fabrica los esmaltes de uñas.

El origen del esmalte sintético se sitúa en París alrededor del año 1920. Cinco años después, el esmalte llega al mercado como una sombra de color rosáceo que se aplica de forma única en el centro de la uña, dejando libre la luna de la base y el borde superior. Sin embargo, la figura de Eleanor Roosevelt sería la culpable del boom de los colores sólidos.
Los esmaltes comenzaron a fabricarse en cinco tonos: rojos, rosas, morados, marrones y negros. A partir de ellos, surgieron nuevos colores, tendencias y técnicas, hasta llegar a las actuales que ofrecen un sinfín de acabados y colores.

Sin embargo, y a pesar de su éxito en los últimos años, no debe de olvidarse que estos productos se basan en la composición de la pintura de automóviles y, por tanto, pueden contienen sustancias químicas perjudiciales para la salud. Algunas de ellas son las siguientes: nitrocelulosa, tolueno, formaldehido, óxidos de cromo, de hierro, ftalato de dibutilo, tolueno… Todas estas sustancias, entre otras, pueden causar el debilitamiento y la fragilidad de la uña, además de camuflar enfermedades en las mismas, como los hongos o la onicomicosis.

Por ello, desde el Colegio de Podólogos de Asturias, tratamos de concienciar a la población sobre la importancia de acudir a un especialista podólogo que diagnostique y trate cualquier problema en tus pies. Hongos, défitis de hidratación por el uso de acetonas, debilidad en las uñas… Recordad que cualquier diagnóstico debe ser realizado por un profesional cualificado. El podólogo al igual que diagnóstica también puede tratar cualquier problema en nuestros pies.
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Fuente: Atlas Histórico-Médico de las uñas.